El sol ya comenzaba a despuntar y uno de tus rayos como una
dulce caricia acaricio mi rostro hasta lograr despertarme, era un día festivo así
que no quería levantarme pero debía hacer unas compras así que tras unos minutos
de letargo encendí el primer cigarrillo de la mañana y me incorpore en la cama sentí
como el humo del tabaco entraba en los pulmones para luego salir poco a poco,
sabia que moriría por ello pero seria un muerte placentera.
Me prepare y levante a mi hijo ya que mayoritariamente lo
que tenia que comprar era ropa para el, tras ultimar los pequeños detalles que
faltaban cogimos el coche y nos dirigimos al centro comercial, era un gran
centro comercial que habían estrenado hacia tan solo unas semanas por lo que el
día anterior un amigo mío me había dado un pequeño mapa improvisado para
guiarme un poco y también me dijo por que calles de esa ciudad no debía pasar
aunque mayoritariamente era una ciudad de gente acomodada había grandes
diferencias sociales con barrios sumidos totalmente en la pobreza y en el hurto
a pequeña escala, intente evitarlos todo lo que pude pero sin darme cuenta
entre en uno que mi amigo no me había señalizado, pensé que quizás habría
exagerado demasiado pero por si acaso eché los seguros de las puertas, en unos
pocos minutos vi que no había exagerado ni mucho menos era peor incluso de lo
que me había dicho drogas, prostitucion, robos en medio de una gran ciudad,
acelere y salí tan pronto como pude de hay no quería que mi hijo viera eso así
que le mande acostarse en la parte trasera del coche, que mas de una vez había
aprovechado para dormir un poco si hacíamos un largo viaje.
El día transcurrió normal, compramos unos cuantos pantalones
y camisetas y algunas zapatillas, ya tenia desgastadas las suyas, volvimos a
casa pensé en esquivar el barrio por el que habíamos pasado pero igual los
otros eran peores que este y por este ya había pasado así que decidí volver a
pasar por el “Mas vale malo conocido que bueno por conocer”, nuevamente le
aconseje que se acostara con la escusa de que se trataba de un largo viaje, sin
dudar mi pequeño hijo todavía inocente copio una de las almohadas que solía
llevar en la parte trasera del coche y se durmió, una vez en casa prepare la
cena y todo transcurrió normal lo acosté rápido debido a que al día siguiente
tenia colegio y la verdad es que yo también estaba cansado del viaje así que también
fui a dormir un poco.
Al llegar el día desayunamos como todos los días y lo lleve
en el coche al colegio diciéndole que por la tarde volvería a por el y dándole
un beso en su mejilla, salio corriendo hacia la escuela y me quede mirándolo
con nostalgia dije en un susurro casi inaudible tanta emoción… que inocente
eres hijo Mio, cogi el coche y rápidamente me dirigí a casa.Una vez allí
reflexione mucho había visto que allí había bastantes lumias, desde la muerte
de mi esposa me encontraba muy solo y no quería rehacer mi vida por ahora,
anduve pensando un poco mas hasta que me decidí y me dirigí nuevamente a aquel barrio, una vez estacionado el coche mire un
poco y te apoye en 1 farola era tímido para solicitar sus servicios, siempre
fui así así que que estuve allí fumando
los dos últimos cigarros de una paquete, en algunos momentos me sentí observado
no por las mujeres si no por un corro de hombre que había sentados en medio de
la calle, estaba n hablando algo y ocasionalmente me miraban por lo que sospeche
de un atraco o incluso que me matarían así que aturdido por la idea subí al
coche y salí de allí.
Los siguientes días transcurrieron como siempre de casa al
colegio y del colegio a casa hasta que
un día me decidí a volver a aquel lugar,
en esta ocasión cogi una vieja gabardina
de cuero que tenia por el armario por sus numerosos bolsillos los que utilice
para guardar pequeñas armas para defenderme si es que se podía llamar armas a
una vieja navaja oxidada y un pequeño cuchillo de caza.
Volví a apoyarme en la misma farola y la escena de los
hombres mirándome metí las manos a los bolsillos para coger mis pequeños
utensilios por si decidían acercarse, los minutos transcurrieron y parecían no
tener ninguna intención así que solté la navaja las pequeñas armas y encendí un
cigarro, como un resorte al verme encender el cigarro los cuatro hombres se
levantaron y se dirigieron a mi con paso lento pero escalofriante, no sabia
como actuar que podía hacer, en ese momento
una mujer paso a mi lado y me susurro: Actúa con naturalidad pero sal de
aquí, me costo escucharla por que tenia una voz quebrada, tire el cigarro y me dirigí
al coche al verme caminar hacia el los cuatro hombres aceleraron el paso, el pánico
se apodero de mi pero recordé las palabras de aquella mujer y no eche a correr
tranquilamente fui hacia el coche y salí de ahí al pisar el acelerador sentí
como mis piernas temblaban estaba muerto
de miedo no quería volver allí nunca.
Prepare la comida, los típicos espaguetis con salsa boloñesa
que le encantan a cualquier niño y me dirigí al colegio, habían pasado unos días
desde el episodio en ese suburbio pero todavía recordaba la ayuda que me
proporciono esa mujer y quería recompensarla así que deje a mi hijo en casa con
los juguetes y me dirigí de nuevo allí, en esta ocasión no vi. a los tipos de
los días anteriores lo que me tranquilizo, aparque en el mismo lugar que los días
anteriores, me volví a apoyar en la misma farola no sabia a quien buscar, no
llegue a ver a la chica por el pánico que tenia por salir de allí, los minutos
pasaban y nadie venia en realidad tenia miedo que los hombres del otro día
aparecieran así que para tranquilizarme un poco cogi otro cigarrillo pero este
no era como los anteriores este llevaba algo de droga con la que me podría
tranquilizar un poco, estaba acabando ya apenas me quedaban dos o tres caladas cuando
sentí un dedo en mi espalda y en aquel momento todos mis terrores resurgieron
pensando que aquel era mi fin, mis piernas comenzaron a temblar y poco a poco
me gire para ver quien era, frente a mi vi. la imagen mas bonita que había visto
en mi vida, cabellos de fuego, ojos de esmeralda, en cambio en cambio tenia la
vestimenta de una mujer de la calle que poco después se identifico como tal, me
dijo que no tendría que haber vuelto que no era un lugar apropiado para una
persona de mi condición, escuchaba su voz como un simple susurro aunque estábamos
a escasos metros el uno del otro, sus ojos y su cabello me tenían absorto todavía
no salía de mi asombro. Tras unos minutos le propuse ir a un lugar pero su
respuesta fue fría y cortante: Lo siento, trabajo por horas y no me puedo
permitirme irme, sin dudarlo me ofrecí a
pagarle todo el tiempo que estuviéramos hablando a lo cual al principio
se negó pero mas tarde con un poco de persuasión logre convencerla, estuvimos
hablando un poco y yo seguía absorto por sus ojos y su pelo aunque he de
admitir que mayoritariamente sus ojos me volvían loco. Nos despedimos y prometí
volver a verla promesa que a ella le pareció una mentira total pero para mi no,
los días siguientes me prepare para verla de nuevo, cosa que hice a los pocos, días
tan bella como siempre no esperaba mi llegada y poco a poco un sentimiento iba
despertando en mi pecho, sentimiento que mas tarde descubrí que ella sentía,
cada vez mis visitas fueron mas frecuentes, cada vez mis deseos por verla eran
mas necesarios en mi vida, cada vez lo que sentía era mas fuerte.
Todavía recuerdo el día que le declare mi amor le dije todo
lo que sentía y sin darle tiempo a responder nos fundimos en el beso mas tierno
que di nunca fue algo intenso y sobre todo con muchísimos sentimientos ya
deseosos de salir, ya hace meses que esto sucedió hoy en día la chica nombrada
dejo la prostitucion y convirtió a un hombre en el mas feliz de la Tierra, a mi, no imagino mi
vida sin ella, mientras escribo esto su pelo descansa sobre mi torso y su cuerpo plagado de señales de mis labios,
aquí acaba esta historia de amor y aquí comienza nuestra historia.. princesa.
Historia ficticia totalmente irreal cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia
Relato creado a petición de Hemah (Kezef)